01 / 07 / 2022 – Fernando SANS RIVIÈRE
Desde 2007 recorre los más prestigiosos teatros de ópera y salas de concierto del mundo, especialmente desde su debut en 2009 en el Festival de Salzburgo junto a Riccardo Muti. Lleva más de un lustro cantando en España y la soprano letona, recientemente galardonada con el Premio Teatro Real por su participación en La traviata en 2020, vuelve este mes, como Norma de Bellini, al escenario del Gran Teatre del Liceu barcelonés.
La soprano nacida en Riga (Letonia) Marina Rebeka -a la que ya entrevistamos en 2018 con motivo del Faust en el Teatro Real- regresa al Gran Teatre del Liceu de Barcelona con uno de los papeles fundamentales del repertorio, el protagonista de Norma, de Bellini. Con una carrera internacional que le ha llevado por todo el mundo, está claro que España es una plaza cada vez más habitual en su carrera. El Teatro Real la acaba de galardonar con el premio recientemente instaurado por el coliseo madrileño por su Violetta de la ya conocida como La Traviata de la pandemia, ofrecida en julio de 2020 una vez acabado el confinamiento. “Sí, canto cada vez más en España, sobre todo en el Palau de Les Arts de Valencia, donde hice una inolvidable Carmen dirigida por Zubin Mehta junto a Elina Garanca y Carlos Álvarez en 2010”, afirma la cantante a ÓPERA ACTUAL. “Es curioso, pero siempre que he cantado en el Palau valenciano ha asistido la Reina Sofía, como en La Traviata que hicimos en la producción con vestuario de Valentino (2017). Otro coliseo en el que estoy cantando con regularidad es el Teatro Real de Madrid, donde debuté con Faust (2018) y al que regresé en julio de 2020 con aquellas funciones de La Traviata que sorprendieron al mundo en pleno confinamiento por la pandemia y por la que ahora he sido galardonada junto a otros compañeros de esa producción”.
ÓPERA ACTUAL: ¿Tuvo que cancelar muchas producciones debido al cierre de los teatros por la Covid-19?
Marina REBEKA: La verdad es que tuve mucha suerte, ya que me dio tiempo a cantar las dos primeras funciones de Norma en Hamburgo mientras veíamos, como si fuese un huracán que se acercaba, cómo la pandemia hacía que todos los teatros de Europa se fueran cerrando. Sabíamos que nos tocaría, y sucedió después de la segunda representación. Por ello se canceló mi debut de Trovatore en Viena, pero pude hacer un recital en Riga, luego Traviata en La Scala y muchos recitales en Zúrich y Madrid; también se canceló el Trovatore de París. Fueron varios proyectos… En España tengo previsto volver tras esta Norma del Liceu, ya en la temporada próxima, a Valencia, con un concierto en febrero de 2023. Hay otros proyectos que se anularon o retrasaron por la pandemia, como Tatiana de Onegin en el Liceu, título que se acaba de anunciar como una coproducción con el Real que se verá próximamente. También tenía que cantar en el Festival de Peralada y creo que esto se ha pospuesto para el verano de 2023. En Madrid tengo varios proyectos, pero serán a partir de 2026.Marina Rebeka en la producción de ‘Norma’ de Yona Kim© Hamburg Staatsoper
ÓA: ¿Qué le parece volver al Liceu como Norma y qué recuerdos tiene de su participación allí en el Concurso Tenor Viñas en el que fue premiada en 2007?
M.R.: Recuerdo los hoteles en los que estuvimos, primero cerca de la plaza Cataluña y, después, al pasar a la final, nos llevaron al Hotel Oriente de La Rambla, cerca del Liceu. Yo compartía habitación con la soprano armenia Lianna Haroutounian, con quien hice una buena amistad; con ella coincidí en diversos concursos. Durante el Viñas, en el Liceu compartía camerino con Jacquelyn Wagner [segundo premio femenino]. Fue una pena que no me dejasen cantar La Traviata en la final, donde canté un aria de Evgeni Onegin pensando que me darían el premio al mejor intérprete del repertorio ruso, que se lo dieron a un coreano. A mí finalmente me dieron el tercer premio, que realmente no me esperaba. Estuve muy concentrada en el Concurso Viñas y por ello recuerdo casi únicamente los hoteles, la Rambla y el Liceu, los amigos y colegas concursantes y algunos restaurantes.
ÓA: El Faust de su debut en el Teatro Real contaba con la dirección de escena de Àlex Ollé, el mismo que firma la Norma que cantará en el Liceu.
M.R.: Es una casualidad, pero la verdad es que yo tenía dos propuestas para esas fechas y Ollé me llamó y me pidió que yo estuviese en su Faust, que era una estupenda producción. Y me gustó, era moderna pero seguía una lógica que funcionaba bastante bien con la música y a mi entender era interesante. Parte del público me preguntaba por qué iba con el pelo y las manos azules, por lo que iba manchando todo a mi paso. Cuando vino el rey Felipe a saludarnos tras una de las funciones yo iba vestida con un mono de prisionera y toda pintada de azul… Me preguntó si llevaba el pelo siempre así y se rió con una gran carcajada… En cuanto a la Norma del Liceu, he visto parte de la producción en vídeo y está enfocada en una leyenda actualizada sobre la iglesia católica que habría tenido a un Papa que en verdad era una mujer y que fue descubierta al quedarse embarazada. [Se refiere a la leyenda de la Edad Media sobre la Papisa Juana, que en el siglo IX llegó a ser Papa haciéndose pasar por hombre y cuya historia inspiró la novela La Papisa (1996) de Donna Woolfolk Crosse y una película de Sönke Wortmann (2009)]. Está claro que cuando se quiere representar un título como Norma hay que pensar dónde se puede ambientar, debes encontrar dos pueblos enemigos y una mujer que sea la figura principal de uno de los pueblos. Se trata sin duda de un gran personaje que en la ópera tiene muchas caras: es la sacerdotisa que ve el futuro, pero también es amante, madre, guerrera, amiga y confidente. No es lineal, es un rol muy complejo y por ello a nivel vocal y actoral hay que encontrar todos los colores y matices, y no siempre funciona. Por ejemplo la Norma que protagonicé en Hamburgo con dirección de escena de la coreana Yona Kim (2020) no solo era moderna, que ello por sí solo no es bueno o malo, el problema era que no tenía sentido; si cambiarlo todo solo es por cambiarlo, con un resultado kitsch, ¿cómo se pueden transmitir todas las facetas del personaje? La idea original de Bellini tiene que persistir a pesar de cómo se plantee la obra y de cómo esté caracterizada Norma. El personaje, en la época que sea, debe persistir. Lo moderno es interesante si es bueno, y lo mismo sucede con las producciones clásicas. Recuerdo una Traviata en Florencia en que mi Violetta tenía que sentarse cada dos minutos ya que el personaje se abandonaba y no se cuidaba, llegando a pesar unos 120 kg. Hacía casi todo el segundo acto sentada, y ello no tenía ningún sentido. Es como con Carmen, un personaje que no tiene que ser necesariamente guapa, pero sí algo salvaje, una fuerza de la naturaleza, un conjunto de personalidad y vocalidad, y ello no es fácil, pero está apoyada por la melodía, la orquestación, la acción… En el bel canto de Bellini todo esto es más complejo, ya que no estás tan arropada.
ÓA: Norma es uno de los roles más difíciles del repertorio belcantista, papel que también ha cantado en su ciudad natal, Riga, en numerosas ocasiones, además de en Hamburgo y en Nueva York. ¿Cómo ha ido evolucionando el personaje?
M.R.: Mi primera Norma la canté en el Teatro Verdi de Trieste, donde la debutó la Callas en 1953, y lo curioso del caso es que varios de los espectadores de mi debut habían estado presentes en el de ella, ahora con más de 80 años, y se acordaban. Cuando debutas un personaje tan importante como Norma, Tosca o Butterfly tienes una gran responsabilidad, ya que en cierta manera estás reinterpretando la historia, entras en el grupo de intérpretes que han aportado algo particular al personaje. Por ello no era extraño que me preguntasen, ¿Tú cómo cantas “Casta Diva”? ¿Como la Caballé, la Callas o la Sutherland…? Yo contestaba que se trata de una oración y que cada uno reza a su modo. La armonía, la base orquestal, es como una alfombra, pero todo el resto lo debes construir tú: el bel canto enfatiza la dicción y la interpretación del cantante, el estilo, interpela a la capacidad para la coloratura y las variaciones, subraya las opciones que se utilizan de tiempo, de dinámicas… Sin alterar las notas, son tantas cosas con las que puedes jugar, especialmente si haces una versión integral sin cortes. Por otra parte, yo tengo una pasión por los manuscritos originales y he estudiado a conciencia el de Norma, ya cuando preparé mi CD Spirito (2018). Está en Roma, en el Conservatorio de Santa Cecilia, y luego he estudiado el facsímil de la ópera en la partitura de orquesta. Es curioso que el aria “Casta Diva” está escrita en Sol mayor, un tono agudo ya que Bellini la preparó así para que Giuditta Pasta la probase, y finalmente ella le pidió que la bajase. El año pasado en Catania la hice tal y como la quería el compositor, y es más clara y brillante que en Fa mayor, que es como se canta habitualmente. Por otra parte, en cuanto al personaje, debes entrar completamente en él. Como con Violetta de La Traviata, es imposible hacerla bien sin darlo todo.
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